La tú de ahora hace daño y lo peor es que parece que lo haces a propósito, con un fin que está de más, porque quieres lograr algo que ya lograste hace tiempo, ¿cómo no te das cuenta?, y es que de tan ilógico raya en lo absurdo, no puede ser que no lo notes, que me conozcas tan poco después de todo este tiempo y que yo ahora me pregunte si te conocí alguna vez, si eras realmente tú o te pintaste de princesa (rosada) para mí. Me hiciste creer en la versión femenina del príncipe azul, me hiciste creer que llegué a tu vida en un momento en que te sentías un sapito, que después de mi beso se transformo, ¿recuerdas cuando decías que conmigo sentías que podías ser tu?, ¿Qué era como un ángel porque te daba paz? Incluso llegaste a decir que me había vuelto indispensable para ti, que era algo así como tu oxígeno… ¿lo recuerdas? Yo sí, ¿fueron solo palabras?... lo que yo dije fue todo verdad y sentí todo lo que hice. Es reconfortante para mí saber eso.
Recuerdo también una vez que te dije que, precisamente, la manera de la que me podías hacer más daño era si me hacías sentir que todo fue una mentira, que nunca me quisiste realmente y que todo fue una especie de gran confusión, algo de lo que te arrepientes… creo que tu respuesta fue “eso no pasará” y antes te asustaba tanto pero tanto hacerme daño, me lo decías tanto, que me es difícil ahora creer que no solo eres capaz de hacerlo sino que además puedes hacerlo porque sí, porque crees que te servirá. Lo comprobé con la conversación que tuvimos recién, fuiste tan cruel, me heriste tanto… y sabías que lo estabas haciendo, luego te excusaste diciendo algo así como “lo siento pero es la única manera de no volver a caer en lo mismo”. No sabes lo que sentí al leer eso de la persona que hasta hace poco juraba no querer hacerme daño, ¿era necesario?, ¿no crees que ya me has herido lo suficiente? … que fácil debe ser estar del otro lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario